jueves, 28 de enero de 2016

Usted


"En realidad usted fue siempre una imagen.
La imagen que yo creé
a partir de un conjunto de anhelos,
de deseos incumplidos, de pequeños fracasos.
Así ingresó usted a mis insomnios".

Hoy y la Alegría. Mario Benedetti

martes, 26 de enero de 2016

Zapatos de tacón


Bajé las escaleras sin esperar nada importante de esa noche. Tenía el corazón roto y dependiente de un número de cervezas siempre mayor que las que realmente necesitaba para un solo día. Lo único que quería era piel, sentirme viva y que un cuerpo desnudo rozara mi espalda y me hiciera estremecer. Hacía demasiado tiempo que estaba rota por dentro y deseaba más que caricias para calmar mi sed de placer.

El concierto me llamaba mucho la atención. Grupos noveles mostrando a sus amigos los avances de los ensayos de los jueves por la tarde. Siempre me ha gustado el afán de superación de la gente, y esa noche sería un buen ejemplo de ello. Y al no esperar nada excepcional, quizás me sorprendería, quién sabe. Me fui directa a la barra, charlé un rato con mis amigos, me pedí una cerveza y me senté delante del escenario. Siempre he tenido la manía de, si puedo, estar lo más cerca posible de los artistas. Me gusta ver su expresión, su mirada, sus manos tensas y el esfuerzo marcado en sus rostros. Empezó el concierto y enseguida me vi absorta por las voces inseguras y desgarradas entonando a Leonard Cohen, con el sonido de fondo de una trompeta que nos transportaba a cualquier rincón de Brooklyn. 

Y de repente, ella, con su esmoquin negro ceñido al cuerpo y su camisa blanca e impoluta. Subió al pequeño escenario como si fuera ese su hábitat natural, segura, delicada, admirando al público y sabiéndose admirada. No necesitó ninguna partitura. Su voz empezó a llenar todo el espacio, llegando al más pequeño rincón, rozando cada uno de mis dedos, mis brazos, mi nuca, como si una voz deseosa de placer me susurrara al oído que la llevara lejos de ese antro y la besara en cualquier esquina oscura y sucia de la ciudad. Me paralizó. Su voz, su sentimiento, su querer transmitir amargura pero con delicadeza, su capacidad de traspasar mi mente y mi sexo con unas simples estrofas de una cantante americana que jamás había oído. Y sus zapatos de tacón… Cuando los vi, supe que lo único que podía hacer para no perder la cabeza en ese mismo momento, era no dejar que me rozara ni el más mínimo centímetro de mi piel, porque caería a sus pies para siempre. Llevaba los zapatos menos sofisticados que he visto en mi vida. Antiguos pero con clase. Me recordaban a los que llevaban las parisinas en los años veinte cuando iban a los salones de baile. Lo que me cautivó fue ver que ambos tacones estaban desgastados y llenos de raspones, pero que no desmerecían ni lo más mínimo su encanto y su fuerza encima del escenario. Me imaginé qué vida tenía, con quien compartía las tardes de invierno, cuántas calles habrían pisado esos zapatos, en cuántos locales sórdidos habría cantado con ellos puestos, quién se los habría quitado, muy despacio, mientras ella estaba tumbada en la cama. Creo que fui la única persona que se fijó en el detalle de los tacones y en la mezcla de ternura y deseo que me provocaron. Quizás por eso, sólo hizo falta que nos cruzáramos la mirada un instante, ella desde el pequeño escenario y yo apurando el último trago de cerveza. Cuando acabó de cantar, vino directa a mí a preguntarme si le había gustado su actuación, rozando delicadamente su mano con la mía.

Supongo que la embriaguez de ese momento me nubló toda la noche, porque solo recuerdo besarla en la primera esquina que encontramos sin neones, y despertarme a la mañana siguiente con una caricia suya en la espalda. “Después de toda la noche sintiéndonos la piel, ¿te apetece ir a pasear por la ciudad aún dormida? Venga, que me pongo los zapatos de tacón y te invito a una copa de champagne”. Y la miré, la besé como no lo había hecho antes y sonreí…


viernes, 22 de enero de 2016

...


"Desear no es querer. 
Se desea lo que se sabe que no dura.
Se quiere lo que se sabe que es eterno"

Rousseau


miércoles, 20 de enero de 2016

Y así


Mañanas que no sé diferenciar de las noches. 
Tardes que no puedo distinguir de las madrugadas.
Viernes que se han convertido en lunes invernales.
Fines de semana que se han vuelto domingos eternos.

 Y así, todos los días desde que te fuiste...



martes, 19 de enero de 2016

Balcón


Hoy pasé por tu portal.
Levanté los ojos hasta el balcón de tu habitación,
allí donde tantas veces nos deshicimos juntos,
buscando con la mirada las plantas que tanto te gustaba mimar.

"Se alquila"

Carlos Miguel Cortés


sábado, 16 de enero de 2016

jueves, 14 de enero de 2016

Venda


"Y con la venda de los ojos
me hice un lazo en el pelo.
Ahora estoy más guapa y menos ciega".

Sara Búho

 

lunes, 11 de enero de 2016

One


Did I ask too much, more than a lot
You gave me nothing, now it's all I got.
We're one, but we're not the same.
Well, we hurt each other, then we do it again.

You say love is a temple, love is a higher law,
Love is a temple, love is a higher law.
You ask me to enter, but then you make me crawl
And I can't be holding on to what you got, when all you got is hurt.

One, Mary J. Blige and U2


viernes, 8 de enero de 2016

Yours


"Seduce my mind and you can have my body.
Find my soul and I'm yours forever"

Anonymous


jueves, 7 de enero de 2016

Circular


La vida es circular. Todo son círculos concéntricos o tangenciales que nos determinan nuestro pasado, presente y futuro. El universo, nuestro mundo y nuestra realidad está contruída circularmente. Desde lo más insignificante, como las pequeñas células a partir de las que nace cualquier tipo de vida, hasta los planetas, el sol, las estrellas, la luna y los anillos de Saturno. Los globos de colores, las ruedas, el volante, los tocadiscos, las monedas, los cráteres de los volcanes, las norias, los mandalas, los ojos de los huracanes, el vuelo de las aves, las pupilas por las que vemos nuestra realidad, el símbolo de la paz, incluso el infinito es casi circular. 

¿Qué podíamos esperar de las emociones, sentimientos, relaciones y afectividades? Aunque estén llenas de aristas, son totalmente circulares. Porque todo tiene un principio y un fin, porque en el amor todo empieza y todo acaba, y para acabar hay que cerrar bien el círculo, que la energía de una relación se quede donde le corresponde, porque hay algunas que empiezan mal pero acaban bien y otras empiezan bien pero acaban mal. Lo que damos, lo que hacemos, lo que transmitimos, lo que somos, todo vuelve. Circularidad, nada más. No podemos avanzar si no cerramos adecuadamente nuestro pasado, porque nos atormenta durante años, formándose una espina que nos taladra la mente y el corazón. Y mientras tanto, el círculo queda incompleto, le falta ese pequeño pero fundamental trozo de circunferencia. Hasta que llega un día en que somos capaces de cerrarlo, para completar el pasado y dejarlo volar, porque nuestros círculos forman parte de los círculos de otras personas que han estado en nuestro interior, y hasta que no se cierren, no las podremos dejar ir. Y entonces, ese día, un día cualquiera en que la fuerza de las circunstancias y del querer cerrar bien el pasado para que la energía fluya en positivo, sólo ese día, que bien puede ser hoy o mañana o dentro de una semana o de un mes o de un año o de seis años, ese día, devolvemos la circularidad a la energía universal de la que formamos parte y, de repente, somos capaces de volver a respirar y a sonreir por esa persona a la que impedíamos, sin quererlo, cerrar su círculo. 


Ahora sé que podrás volver a sonreir desde el corazón, porque te lo mereces, porque hace demasiado tiempo que lo necesitabas, porque todo llega y tu hora de caída de espina ha llegado. Porque sólo cerrando tu círculo, puedo abrir nuevamente el mío. Para tí, Kame, porque pasados tantos años ya puedes, al fin, respirar tranquilamente.


miércoles, 6 de enero de 2016

Fortaleza


"Todos tenemos una insospechada reserva de fortaleza por dentro,
que sale a la superficie
cuando la vida nos pone a prueba"

Isabel Allende


martes, 5 de enero de 2016

Pincel



Al fin ha llegado la noche mágica del año. ¿Qué has pedido tú a los Reyes?
Un pincel y pinturas de colores.
¿Y eso por qué?
Para empezar a pintar una nueva vida.


lunes, 4 de enero de 2016

Ausencia



¿Qué es la ausencia, me preguntáis? Ausencia es ese sonido lejano de petardos en un anochecer lluvioso, cambiar las rutinas para evitar el dolor, intentar no pensar y sin embargo luchar por todos los recuerdos que se agolpan dentro, querer pero no poder saber nada de ella para no sucumbir a la realidad. Ausencia es no compartir comidas exóticas ni restaurantes nuevos ni bizcochos rellenos de chocolate, encender la tele para que mitigue el silencio de la casa, cambiar las sábanas y ver, de repente, los restos de manchas de su carmín o de ese bálsamo milagroso que tanto le gustaba ponerse por las noches. Ausencia es no ser capaz de sentir pero desear hacerlo, fumar mirando a la nada esperando que aparezca una luz en el cielo plomizo, ver pasar los aviones y pensar dónde irá la gente que va en ellos, mirar al mar y saber que nunca más va a ser el mismo. Ausencia es deambular por las calles bulliciosas pensando que ha pasado un día más, oir canciones sintiendo una punzada en el corazón, levantarse todas las mañanas anhelando que sea ese día el que empiece a cambiarte la vida, mirar el buzón sabiendo que todas las cartas van a ser para tí. Ausencia es cerrar la puerta de casa sabiendo que nadie va a llegar para abrirla, tumbarte en el sofá y que te sobre manta, leer y no estar leyendo nada, escribir para tí misma sabiendo que eres la única que entiende tus palabras. Ausencia es tener que replantearte cómo hacer las cosas en el futuro, ser consciente de que la vida pasa y no vuelve, no arrepentirte de lo que has hecho, aún a sabiendas que deberías haber tomado otras decisiones, sentir miedo por los cambios que puedan venir. Ausencia es mi silencio obligado y tu lejanía deseada, todo lo que pudo ser y no ha sido, abocarte a un nuevo comienzo sin saber dónde te va a llevar el camino, comprarte esa camisa que sabes que antes jamás te habrías comprado, dormir con pijama cuando antes lo hacías desnuda.

¿Y vosotras me preguntáis qué es la ausencia? Sin duda, es ese monstruo que aparece de madrugada, se sienta silencioso en el borde de tu cama y, una vez que te ha despertado, te sonríe y se queda mirando impasible hacia el horizonte, mientras tú lo observas, ya sin miedo, pero deseando que esa sea la última madrugada que te haga mirar a tí también hacia ese horizonte lejano, al que tanto te va a costar llegar. Eso, queridas, eso es la ausencia.