miércoles, 28 de marzo de 2012

La bicicleta de mi abuelo


- Me encanta la bicicleta nueva que te has comprado.
- No es nueva, era de mi abuelo, y lleva muchos kilómetros recorridos, pero la he arreglado y pintado, así parece que la estreno. La utilizaba cada día para ir a pasear entre los naranjos y los almendros que tenía en su campo. Recuerdo que mi abuelo llegaba a casa por las tardes, después de haber regado todos sus árboles, con la alforja llena de flores para nosotros, de esas silvestres que huelen tan bien. Siempre fue un hombre sencillo.
- Ya veo que te trae buenos recuerdos. ¿Para qué le vas a utilizar? ¿Irás a trabajar con ella?
- No, simplemente la quiero para escaparme de vez en cuando a la montaña, respirar aire puro y despejar mi mente y mis miedos, porque como acertadamente una vez alguien dijo: en una cabeza con miedos no hay espacio para los sueños. Y a mi aún me quedan muchos sueños por cumplir.
- ¿Sabes qué? El día que vayas a pasear con la bicicleta de tu abuelo lejos de la ciudad, dímelo, que iré contigo.

Y sonrieron...




martes, 27 de marzo de 2012

Pero no fue así...


Siempre pensé que cambiando el color de las paredes de mi habitación, podría cambiar el color de mis sueños, pero no, seguían estando teñidos del rojo de tu sonrisa. Siempre creí que iluminando mis pensamientos al atardecer, la noche sería más serena y tranquila, pero no fue así, porque la oscuridad me recordaba que te tenía lejos. Lo único que me quedaba era refugiarme en la nada, ese lugar en el que estremecerse no tiene sentido. Sólo espero que cuando amanezca, sean tus manos las que me arropen para que no tenga frio...


jueves, 22 de marzo de 2012

Cenizas



- ¿Cuándo fue que empezaste a dejar de amarla?
- Justo el día en que ella dejó de valorar las cosas que yo hacía para que se sintiera amada.

Silencio.

Y miró como el cigarrillo se consumía entre sus dedos. Y siguió el movimiento serpenteante del humo cuando caía la ceniza. Y pensó en todo lo que había hecho hasta entonces, y sonrió, porque no se arrepentía de nada, porque sabía que llegaría el momento en que cada palabra y cada acción se convertirían en recuerdos, de esos que te llenan el alma.



miércoles, 21 de marzo de 2012

Elige el mundo que quieras


      
Hay infinidad de mundos posibles, tantos como personas e ilusiones vagando por el aire cálido de las tardes de verano. Hay mundos soleados, de colores, de terciopelo, gaseosos, en blanco y negro, sombríos, volátiles, frágiles. Hay mundos con submundos, con ríos salados y mares de agua dulce, con peces voladores y pájaros terrestres, con valles escarpados y montañas subterráneas. Hay mundos en los que perderse, y otros en los que encontrarse. Hay mundos en los que el aire es de caramelo y el agua de chocolate, donde los bosques son de regaliz y los prados de algodón de azúcar, donde las princesas luchan contra los dragones y las brujas juegan al escondite.

     ¿Cuál de ellos prefieres? Elige el que más te guste, el que te haga sonreír o el que te ayude a volar. Puedes escoger a tu medida ese tan bonito que está iluminado, o el azul, o el naranja, o el de las letras antiguas, o quizás ese del fondo que sólo puedes ver en la oscuridad. Elige el mundo que quieras, porque justo ese, el que hace brillar tu mirada, va a ser el que te voy a regalar...




lunes, 12 de marzo de 2012

Tacones


Hoy no me voy a hacer la dura ni vas a tener que rogarme,
hoy no será necesario que me compres con tu mirada furtiva,
hoy sólo quiero que mis tacones se quiebren por el paso firme hacia ninguna parte,
hoy sólo quiero deshacerme de mi armadura inocente,
hoy sólo quiero confesarte, susurrándote despacio, que no quiero que se acabe la tarde,
que necesito una noche eterna para prolongar mi sed.
Porque no quiero volver a vestirme de gala,
porque prefiero que me desvistas y quemes mi ropa,
y que lances sus cenizas en cualquier lugar,
porque no me apetece volver a caminar sin rumbo,
porque tan solo deseo que me sigas deseando, 
como ese día en que perdimos la cabeza y el decoro, buscando mis zapatos de tacón.



viernes, 2 de marzo de 2012

Nosotros mismos...


         Cuando era pequeña siempre pensé que yo era especial, que algún día podría llegar a tocar el sol, que volaría sobre valles y desiertos, que mi capa amarilla y mi casco con forma de pájaro me darían esas alas que me faltaban para conseguir llegar a las nubes. Entonces, jugábamos con mi hermano a ser superhéroes imaginarios, a que su bici era un coche supersónico y la mía una moto acorazada. Y así nos pasábamos horas, mañanas y tardes, soñando despiertos que perseguíamos a villanos con nuestros pañuelos de colores, sin importarnos nada más que tener las manos limpias a la hora de la comida. Y salvábamos el mundo una y otra vez, haciendo de un limonero una cueva secreta y de un cinturón viejo uno en el que esconder pócimas mágicas y cuerdas con ganchos transparentes. Y los dos juntos, siempre acabábamos venciendo a los monstruos malvados, a los ladrones sin escrúpulos y a los matones que querían secuestrarnos.
          ¿Cuántas veces dijimos "jugamos a ser nosotros mismos"? Incontables. Y éramos felices, porque en nuestra niñez nos veíamos capaces de vencer cualquier adversidad. Teníamos la percepción de que éramos personitas luchando con espadas de ramas de pino, que podíamos volvernos invisibles bajo una capa imaginaria, para así poder escabullirnos entre las piernas de Skeletor. Porque siempre nos vimos a "nosotros mismos" como superhéroes, capaces de afrontar los problemas a golpe de pedal de bicicleta. Porque cuando echo la vista atrás, sé que parte de la inocencia de nuestros juegos permanecerá siempre viva para que juntos sigamos ganando, esta vez, a nuestros miedos, y para confirmar que el haber sido "nosotros mismos" ha valido la pena...

Para tí, Nan, el mejor hermano del mundo :)