martes, 27 de marzo de 2012

Pero no fue así...


Siempre pensé que cambiando el color de las paredes de mi habitación, podría cambiar el color de mis sueños, pero no, seguían estando teñidos del rojo de tu sonrisa. Siempre creí que iluminando mis pensamientos al atardecer, la noche sería más serena y tranquila, pero no fue así, porque la oscuridad me recordaba que te tenía lejos. Lo único que me quedaba era refugiarme en la nada, ese lugar en el que estremecerse no tiene sentido. Sólo espero que cuando amanezca, sean tus manos las que me arropen para que no tenga frio...


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