viernes, 25 de mayo de 2012

Pestañas

 
Def. Pestaña (RAE): 1. f. Cada uno de los pelos que hay en los bordes de los párpados, para defensa de los ojos. 3. f. Orilla o extremidad del lienzo, que dejan las costureras para que no se vayan los hilos en la costura.

Def. Pestañas (las tuyas): las que me hacen bajar mis defensas y desear que no te vayas, como hacen las costureras con los hilos en sus lienzos.


Supongo que fue tu mirada la que me hizo perder el conocimiento esa noche de verano, en la que mis recuerdos quedaron difuminados entre toallas, cervezas y humo de cigarro.

No abras los ojos, déjalos cerrados, aunque no estés durmiendo. Necesito ver tus pestañas y juguetear con ellas si el sueño se resiste a invadirme por la noche. Me gusta la suavidad que tienen cuando me las acercas a la espalda; hacen que un escalofrío recorra mi cuerpo. Y cuando lloras, esas lágrimas saladas que empiezan a rodar por tu mejilla, humedeciéndolas… A veces pienso que debería hacerte llorar más a menudo, para poder retener en mi memoria cómo intentas abrir los ojos llorosos, sin llegar a conseguirlo. Y no, no me mires así por lo que te digo, porque no he perdido la cabeza. Bien sabes que la perdí el día en que besé tus pestañas negras y me esbozaste una leve sonrisa. Justo en ese instante comprendí que ya no podría vivir sin acariciarlas...




martes, 22 de mayo de 2012

Crepúsculo


Hay momentos en los que abrir los ojos es una odisea, pensar lúcidamente es un hecho improbable, sentir se convierte en una quimera y vivir se transforma en una ilusión.
Pero, de repente, el horizonte empieza a clarear, a nacer un nuevo día en el que todo cobra sentido. El ocaso se desvanece dando paso al crepúsculo anaranjado. Y entonces, la luz poco a poco va invadiendo y elevando el espíritu, haciéndolo volar sobre un mar de esperanza, esa que una noche se perdió en los albores de la vida.



viernes, 18 de mayo de 2012

Quid pro quo


- ¿Qué quieres a cambio de mi amor?
- No has entendido nada. El amor no será nunca para mí moneda de cambio. Te has equivocado de persona.
- Pero si tu me dijiste…
- ¿Qué es lo que te dije? Sigues sin saber ver más allá de las palabras. Me puedes llenar los oídos de bonita prosa, pero que carezca de sentido alguno. Y en eso, cariño, eres especialista. ¿Así que a estas alturas me vienes con el quid pro quo?
- ¿Qué hay de malo en ello?
- Pues que con tu reiterado egoísmo y tu sobrada palabrería, acabarás perdiéndome para siempre.

Y de un portazo salió a la calle, cogió su bicicleta y se dirigió hacia la playa, para que no le viera llorar. Sabía que allí podría ahogar su decepción ante un mar transparente y con un vaso de ron...



jueves, 10 de mayo de 2012

Carmín


- Me gusta el carmín de tu boca, porque resalta esa sonrisa tuya que tanto me enloquece. No hace falta que la disimules. Sé lo que deseas y ambos sabemos que te acabaré besando hasta que se nos rompan los labios.
- Ay querido, que poco me conoces. Si entreabro esta boca que tanto te gusta, no es para que me la muerdas, sino para decirte, pausada y sensualmente, que desaparezcas de mi vida.



martes, 8 de mayo de 2012

Bella astucia


No me mires así, sal de tu escondite. ¿Quieres jugar conmigo? No tengas tan claro que puedas ganarme. No, no huyas. ¿Te crees muy astuto? Si te estoy viendo desde aquí. No hace falta que te escondas, porque bien sabes que te acabaré encontrando...



lunes, 7 de mayo de 2012

Fantasmas



Sé que estáis ahí, acechando en cualquier parte, esperando el momento oportuno para volver del pasado. A veces os veo, pero enseguida cierro los ojos y el miedo se acaba transformando en tranquilidad, como esa quietud tan especial que precede las tormentas de verano. En ocasiones aparecéis, unas veces en forma de canción, otras en los títulos de crédito de una película en versión original, tras una mentira de las no piadosas, en una discoteca a altas horas de la madrugada, incluso en cualquier fotografía de cualquier rincón al que haya viajado. Venís hacia mí, sigilosamente, porque creéis que esta vez me rendiré a vuestro poder. Ay pobres fantasmas, ¡que equivocados estáis! Porque no pienso seguiros el juego, no quiero ningún trato con vuestras miradas vacías. Hace tiempo que aprendí a ignoraros, a ser más fuertes que la oscuridad que os rodea. Iros a otra parte, estáis perdiendo el tiempo conmigo. Aunque os seguiré viendo el resto de mi vida, ya no me dais el miedo de antes, porque sé que cuando vuelva a abrir los ojos, lo único que veré delante de mí serán los recuerdos bonitos de lo vivido, sin rastro de vuestra presencia. Porque sois efímeros, porque una vez que he aprendido a convivir con vosotros todo ha cambiado. Os miro de frente y os sonrío mientras pienso en todo lo que me queda por vivir. Y entonces, cuando mi sonrisa se choca con vuestras sábanas transparentes, es cuando os retiráis, sabiendo que, una vez más, habéis perdido la partida contra mi ilusión.




viernes, 4 de mayo de 2012

Desintegración


Me cruzo con tu mirada profunda y siento el roce de tu piel sobre mi ombligo.
Es ahora cuando empiezo a desintegrarme...



jueves, 3 de mayo de 2012

Juicio


- ¿Tiene usted algo más que alegar en su defensa?
- Si, señor Juez, que no fue nada premeditado, simplemente un juego que se nos fue de las manos. Me pidió que me vistiera como una meretriz, con ligueros rojos, medias de encaje, zapatos de tacón de aguja y vestino negro de escote vertiginoso. Y yo le hice caso, porque el deseo que tenía dentro era tan grande como mi amor hacia él.
- Muy bien, continúe.
- Me empezó a desnudar con la mirada. Mientras su boca se hundía en mi escote, sus manos se deslizaban suavemente por mis piernas temblorosas y las yemas de sus dedos jugueteaban con el liguero. Noté su aliento entrecortado y supe que ya no había vuelta atrás, que la pasión descontrolada de nuestras lenguas estallaría en cualquier momento. Fue entonces cuando las mentes se evadieron del mundo y nuestros cuerpos calientes y húmedos comenzaron a rodar sin sentido sobre la alfombra. Yo no lo ví, pero el borde puntiagudo de la chimenea estaba más cerca de lo que parecía.
- ¿Está usted diciendo que todo ocurrió porque se dio un golpe en la cabeza con la esquina de la chimenea?
- Si, Señoría.
- ¿Y que justifica el estado de excitación en el que, según usted, estaban viviendo, como el causante de la muerte de su amante?
- Si, Señoría. 
- Bien. Oídas todas las partes, sólo me queda hacerle una pregunta, ¿cómo se declara la acusada?
- Culpable.
Y de repente, silencio en la sala.
Y durante todo el tiempo que duró el interrogatorio, el Juez no pudo dejar de mirar el escote de la acusada, intentaba fijar su atención en sus ojos verdes, pero era imposible. Y entonces se dio cuenta que era demasiado tarde. No le quedaba otra opción que declararla inocente justo en el momento en que ella se declaró culpable, porque no podía contradecir lo que su pantalón le dictaba. Razón y pasión, todo en una mujer, todo en la acusada del escote de vértigo. El Juez nunca olvidaría esa mañana lluviosa de abril, la mañana en que perdió la cabeza, el decoro y su reputación por una falda demasiado corta y por un deseo incontrolable.