lunes, 7 de mayo de 2012

Fantasmas



Sé que estáis ahí, acechando en cualquier parte, esperando el momento oportuno para volver del pasado. A veces os veo, pero enseguida cierro los ojos y el miedo se acaba transformando en tranquilidad, como esa quietud tan especial que precede las tormentas de verano. En ocasiones aparecéis, unas veces en forma de canción, otras en los títulos de crédito de una película en versión original, tras una mentira de las no piadosas, en una discoteca a altas horas de la madrugada, incluso en cualquier fotografía de cualquier rincón al que haya viajado. Venís hacia mí, sigilosamente, porque creéis que esta vez me rendiré a vuestro poder. Ay pobres fantasmas, ¡que equivocados estáis! Porque no pienso seguiros el juego, no quiero ningún trato con vuestras miradas vacías. Hace tiempo que aprendí a ignoraros, a ser más fuertes que la oscuridad que os rodea. Iros a otra parte, estáis perdiendo el tiempo conmigo. Aunque os seguiré viendo el resto de mi vida, ya no me dais el miedo de antes, porque sé que cuando vuelva a abrir los ojos, lo único que veré delante de mí serán los recuerdos bonitos de lo vivido, sin rastro de vuestra presencia. Porque sois efímeros, porque una vez que he aprendido a convivir con vosotros todo ha cambiado. Os miro de frente y os sonrío mientras pienso en todo lo que me queda por vivir. Y entonces, cuando mi sonrisa se choca con vuestras sábanas transparentes, es cuando os retiráis, sabiendo que, una vez más, habéis perdido la partida contra mi ilusión.




No hay comentarios:

Publicar un comentario