miércoles, 25 de octubre de 2023

Hubiera




Hace mucho tiempo, me preguntaron por cuál pensaba que era la palabra más triste del mundo, y en ese momento se me ocurrieron algunas: muerte, soledad, adiós, calvario, imposible, melancolía, decepción, injusticia, añoranza, vacío, desgracia, angustia, desconsuelo, castigo, desengaño, lágrimas, remordimiento, pesadumbre... Y muchas más que puede haber, porque la tristeza es tan subjetiva como personas hay en el mundo. 

Pasados los años, las vivencias, los remolinos vitales y las sonrisas que siempre vuelven, creo que ya tengo claro cuál es esa palabra. Hubiera, sin duda. Porque no nos podemos permitir el lujo de construir una vida sobre los hubiera, carecería de sentido, no somos seres eternos.

Ojalá hubiera dado ese beso que tanto me apetecía. Ojalá hubiera dicho ese te quiero en el momento justo. Hubiera preferido tener otra vida. Ojalá hubiera abrazado más y más fuerte. Ojalá le hubiera dicho que llenaba mi existencia. Ojalá hubiera bailado más, besado más, disfrutado más y preocupado menos. Ojalá lo hubiera intentado. Hubiera pasado más tiempo con las personas a las que he querido. Ojalá hubiera leído más y visto películas en blanco y negro. Ojalá hubiera tenido más Fe y esperanza. Hubiera sido más feliz tomando otras decisiones. Ojalá hubiera sonreído más y llorado menos. Ojalá me hubiera centrado en los regalos vitales que la vida nos ofrece. Ojalá hubiera hecho caso a los caprichos del destino. Hubiera preferido comerme el mundo y ser valiente. Ojalá hubiera pasado más tiempo bajo la lluvia. Y así, infinitos hubiera.

¿Y de qué me sirve esta reflexión? Quizás para ser consciente que hace tiempo decidí desterrar los hubiera de mi esencia, y vivir intensa y consecuentemente en un día a día en el que prefiero pedir perdón, a lamentarme por no haber vivido. Y en todo caso, cambiar un hubiera por un habrá...



lunes, 23 de octubre de 2023

domingo, 22 de octubre de 2023

Raíces



"Él se enamoró de sus flores y no de sus raíces, 

y en otoño no supo qué hacer"


Antoine de Saint-Exupêry




viernes, 20 de octubre de 2023

Sauces

 

En el silencio de una noche cualquiera, en algún sitio leí que "lo que das de corazón, se queda aunque te vayas". Y así, dando media vuelta, la miré por última vez, agarré fuerte mis ganas de besarla, me sellé los labios para no despedirme con palabras que salían de lo más profundo de mí, y cerré la puerta.

Lo que nunca supo, es que cuando la quietud invadió mi casa, lloré de melancolía por lo feliz que me hizo y por la magia que me regaló en cada uno de sus detalles y sus caricias. Fue maravilloso, sin duda, y cada vez que lo pienso, siento que he sido afortunada por cruzarme en la vida de manera azarosa, con ese ser de luz que me devolvió la sonrisa, el latir del corazón, el fluir de la sangre y el creer que una vida mejor es posible... Porque sí, porque hay hechos, palabras y miradas que te devuelven a la vida. Y tú, alma de sentir intenso, cuya sola presencia hace que los sauces llorones hagan honor a su nombre, me la devolviste.

No me he dado cuenta hasta hace poco, en el letargo del insomnio de una noche lluviosa y desapacible, que aunque cerrara la puerta, jamás puse el candado... 



jueves, 19 de octubre de 2023

Auf Wiedersehen



No entendía prácticamente nada de lo que me decía, aunque debajo de las sábanas no había caricia que no se pudiera reconocer. Por su tono de voz me imaginé que no me dejaría sola esa noche. Fuera lloviznaba, hacía viento y las hojas secas de mediados de otoño revoloteaban en pequeños círculos, como si estuvieran bailando al son de un allegro ma non troppo. Dentro, al lado de la chimenea, fluían las ganas y el derroche de feromonas que envolvían dos cuerpos temblorosos, embriagados por los caprichos de la vida.

Nos comimos con la mirada, con los labios, con la piel, con las yemas de los dedos, incluso con las tripas. No nos dimos tregua. Fue intensidad, aroma, rasguños en el corazón, sentirnos muy dentro, vivirnos, abrazarnos, despedirnos y reencontrarnos. Fue mágico y fugaz, un cometa Halley de fuego, una pasión que llegó más allá del poder y la fuerza que tiene el erizar la piel de todo el cuerpo y mover los cimientos mentales.

Te sentí, me tuviste, te alejaste, te encontré, me perdí en tu mirada de pestañas rubias infinitas, de esas que atraviesan el alma con un sólo movimiento. Tus manos rozando mi cintura, mis manos acercándose a tus pechos, tu aliento tan cerca de mi cuello, mi sentirte estremecer, tus palabras susurradas al oído, mi querer más, tu ofrecerme una sonrisa, mi deseo por ti, tu deseo por mí. Nuestros todos, tus intentos, nuestro mundo...

Perdí la cuenta de las veces que me clavaste los dedos en la espalda, de las veces que deseé que tus labios no se despegaran de los míos, de las muestras de cariño que me regalaste entre gemidos que movían hasta la última gota de sangre, de las veces que me quedé mirándote a los ojos sin saber qué decir... Fuiste fuego y niebla, viento y lava, hielo y terremoto, un tornado de sensaciones que jamás podré borrarme de la piel. Porque nos tuvimos de todas las maneras posibles, siempre cerca, piel con piel, como tan sólo tú sabías que debían aflorar los deseos más (y menos) ocultos. No recuerdo haber compartido un intercambio de sensaciones tan brutales y sinceras con nadie, porque incluso en eso, milady, marcaste la diferencia, otro check a un listado infinito de anhelos, que bien supiste conjugar entre corazón y deseo...

Al despertarme, pensé que lo había soñado, pero había una nota manuscrita encima de la mesilla de noche. Después de haberla traducido, sólo pude contener la respiración. Versaba:


Ich liebe dich, Milady, so sehr wie man eine feurige Seele lieben kann, die meine Haut und mein Herz gezeichnet hat. Ich weiß nicht, wohin uns das Leben führen wird, ich hoffe nur, dass wir uns an einer Ecke dieses schönen Viertels im Stadtzentrum wiedersehen, wo wir uns zum ersten Mal an den Händen hielten und einen Rausch der Verbundenheit spürten, als wir die Haut des anderen berührten. Und deine Lippen wieder zu spüren... Du bist etwas ganz Besonderes...


No puedo evitar sentir que, si el mundo fuera justo, tú estarías aquí y yo no te estaría pensando...



miércoles, 18 de octubre de 2023

Esperaré



Esperaré
a que sientas lo mismo que yo
a que a la luna la mires
del mismo color.

Esperaré
que adivines mis versos de amor
y aquí, en mis brazos, encuentres calor.

Esperaré
a que vayas por donde yo voy
a que tu alma me des
como yo te la doy.

Esperaré
a que aprendas de noche a soñar
a que de pronto me quieras besar.

Esperaré
que las manos me quieras tomar
que en tu recuerdo me quieras por siempre llevar
que mi presencia sea el mundo que quieras sentir
que un día no puedas sin mi amor vivir.

Esperaré
a que sientas nostalgia por mí
y a que me pidas que no me separe de ti
tal vez jamás seas tú de mí
mas yo, mi amor, esperaré...



martes, 17 de octubre de 2023

Tango

 


"Y de pronto llegará alguien que baile contigo,

aunque no le guste bailar

y lo haga porque es contigo y nada más."


José Luís Borges




domingo, 15 de octubre de 2023

Acto 3. Escena 1


 

Se abre el telón.

Hay dos personas con ojos llorosos en mitad de la nada, y un ligero aroma a castaña asada envuelve el escenario. En una esquina del fondo, una luz tenue, reflejo de la luna llena.


- ¿Por qué me lo regalas?

- ¿Por qué no debería hacerlo? Sé que te gustará y te hará sonreír, y eso es lo que más me importa. Verte feliz y que el colgante haga juego con el color de tus ojos.

- No sé qué decirte. No me lo esperaba. No sé ni si debo aceptarlo. Además, mis ojos son verdes, y el colgante es dorado.

- No lo has entendido. No es por el color verde aceituna de tus ojos, si no por el brillo que emanan cuando te ruborizas por una caricia, o cuando no es necesario que me digas nada para saber qué estás pensando.

- Vaya sorpresa, no esperaba hoy este regalo. Me conoces demasiado bien, y me sientes como si fuera tú. Aunque me duele por el pasado que fue.

- Lo sé. Por ello quiero romper la energía de tu dolor con un colgante nuevo, para que resurjas como un ave fénix. No te mereces llorar por recuerdos dentro de un embalaje de cicatrices y de olvido. Quiero liberarte del veneno de una vida pasada. Además, me gustaría que tuvieras un recuerdo mío para que lo luzcas en las tardes soleadas de invierno y, quizás, te acuerdes de mí cuando estés paseando por el centro de la ciudad y veas el atardecer entre los edificios grises.

- ¿Me pones tú el colgante? Me encantaría sentir otra vez tus dedos deslizándose por mi nuca...

- Ojalá pudiera... ojalá. Sabes que nada me haría más feliz en la vida, pero no puedo, me lo dijiste más de una vez. Porque si lo hago, me atraparás para siempre en tu perfume y en tu piel, y querré que se pare este momento para siempre y pase a ser eternidad. Y la eternidad, querida, es para aquellas almas que vuelan y caminan juntas hacia una playa de arena blanca. Acaso... ¿te atreves?

- Ponme el colgante, acércate despacio y bésame...

- ¿Estás segura?

- No, en absoluto, pero hazlo, porque no quiero arrepentirme de una oportunidad perdida. Demasiadas veces me he escondido en bosques de dudas que nunca se disiparon por su frondosidad.

- Cierra los ojos y dame la mano. Todo irá bien, te lo aseguro. ¿Confías en mí?

- A ciegas...


Le pone el colgante, que se desliza suavemente por su cuello, y la besa con delicadeza y deseo... Ya da todo igual, porque tienen la esperanza de sentir que les quedan muchas escenas, muchos actos y entreactos antes de que se acabe la función...

Ella se queda mirando al infinito, deseando que ese colgante dorado como los rayos del sol, le devuelva la ilusión que perdió una tarde de primavera. Mientras, sigue saboreando en su boca entreabierta ese beso húmedo y sanador que le acaba de dar su mitad imposible, dejándole en sus labios un leve sabor a naranja... y sonríe.


Silencio.

Se baja el telón.



viernes, 13 de octubre de 2023

Whisky Sour



Cuando pedí la primera cerveza, mientras esperaba a que llegaras al restaurante, no me podía ni imaginar que apurando el último trago ya me habrías atravesado la amígdala y la piel. Tu sonrisa me enloqueció en el mismo instante en que tus dedos, delicadamente, rozaron mi brazo y erizaron mi piel. Me fascinó tu mirada, tu seguridad, tu sonrisa, tu mente, tu sentido del humor, tú tan cerca desarmándome por completo. Si me preguntas de qué hablamos esa noche, tan sólo podría decirte que un poco de todo. Mis retinas y mi hipotálamo sólo respondían a todas las veces que echabas la cabeza hacia atrás mientras sonreías, al aroma de tu perfume que me envolvía cada vez que te acercabas a mí, al roce de tus dedos al enseñarte una foto antigua, al descaro con que sabías que me robarías un beso, antes de que me hubieras besado...

Tuvimos conversaciones interesantes, pero no fui capaz de captar cada palabra que me regalabas, porque sólo tenía capacidad para mirar tus manos, moverme disimuladamente para rozar tu pierna, y perderme en el sentir de tus labios pronunciando mi nombre.

Fuiste una exhalación que me deshizo con tu primera sonrisa. Touché, madame, sin necesidad de nada más... touché... porque me hiciste sentir especial, porque no pude resistirme al alma que dejabas entrever. Lo único que quería era sentirte cerca, notar tu respiración al hablarme dentro de esa coctelería con fondo de música de jazz. Te pediste un whisky sour, bebida elegante y con clase, como no podía ser de otra manera.

No tengo claro quién besó a quién cuando salimos de la coctelería, porque mi cabeza estaba perdida en tus labios suaves y en cogerte de la mano. Tan sólo sé que volvería a repetir una y otra vez la magia de ese momento, porque desde ese día, llevo tatuados tus labios, tu mente y tus besos en mi piel...