jueves, 19 de octubre de 2023

Auf Wiedersehen



No entendía prácticamente nada de lo que me decía, aunque debajo de las sábanas no había caricia que no se pudiera reconocer. Por su tono de voz me imaginé que no me dejaría sola esa noche. Fuera lloviznaba, hacía viento y las hojas secas de mediados de otoño revoloteaban en pequeños círculos, como si estuvieran bailando al son de un allegro ma non troppo. Dentro, al lado de la chimenea, fluían las ganas y el derroche de feromonas que envolvían dos cuerpos temblorosos, embriagados por los caprichos de la vida.

Nos comimos con la mirada, con los labios, con la piel, con las yemas de los dedos, incluso con las tripas. No nos dimos tregua. Fue intensidad, aroma, rasguños en el corazón, sentirnos muy dentro, vivirnos, abrazarnos, despedirnos y reencontrarnos. Fue mágico y fugaz, un cometa Halley de fuego, una pasión que llegó más allá del poder y la fuerza que tiene el erizar la piel de todo el cuerpo y mover los cimientos mentales.

Te sentí, me tuviste, te alejaste, te encontré, me perdí en tu mirada de pestañas rubias infinitas, de esas que atraviesan el alma con un sólo movimiento. Tus manos rozando mi cintura, mis manos acercándose a tus pechos, tu aliento tan cerca de mi cuello, mi sentirte estremecer, tus palabras susurradas al oído, mi querer más, tu ofrecerme una sonrisa, mi deseo por ti, tu deseo por mí. Nuestros todos, tus intentos, nuestro mundo...

Perdí la cuenta de las veces que me clavaste los dedos en la espalda, de las veces que deseé que tus labios no se despegaran de los míos, de las muestras de cariño que me regalaste entre gemidos que movían hasta la última gota de sangre, de las veces que me quedé mirándote a los ojos sin saber qué decir... Fuiste fuego y niebla, viento y lava, hielo y terremoto, un tornado de sensaciones que jamás podré borrarme de la piel. Porque nos tuvimos de todas las maneras posibles, siempre cerca, piel con piel, como tan sólo tú sabías que debían aflorar los deseos más (y menos) ocultos. No recuerdo haber compartido un intercambio de sensaciones tan brutales y sinceras con nadie, porque incluso en eso, milady, marcaste la diferencia, otro check a un listado infinito de anhelos, que bien supiste conjugar entre corazón y deseo...

Al despertarme, pensé que lo había soñado, pero había una nota manuscrita encima de la mesilla de noche. Después de haberla traducido, sólo pude contener la respiración. Versaba:


Ich liebe dich, Milady, so sehr wie man eine feurige Seele lieben kann, die meine Haut und mein Herz gezeichnet hat. Ich weiß nicht, wohin uns das Leben führen wird, ich hoffe nur, dass wir uns an einer Ecke dieses schönen Viertels im Stadtzentrum wiedersehen, wo wir uns zum ersten Mal an den Händen hielten und einen Rausch der Verbundenheit spürten, als wir die Haut des anderen berührten. Und deine Lippen wieder zu spüren... Du bist etwas ganz Besonderes...


No puedo evitar sentir que, si el mundo fuera justo, tú estarías aquí y yo no te estaría pensando...



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