miércoles, 28 de marzo de 2012

La bicicleta de mi abuelo


- Me encanta la bicicleta nueva que te has comprado.
- No es nueva, era de mi abuelo, y lleva muchos kilómetros recorridos, pero la he arreglado y pintado, así parece que la estreno. La utilizaba cada día para ir a pasear entre los naranjos y los almendros que tenía en su campo. Recuerdo que mi abuelo llegaba a casa por las tardes, después de haber regado todos sus árboles, con la alforja llena de flores para nosotros, de esas silvestres que huelen tan bien. Siempre fue un hombre sencillo.
- Ya veo que te trae buenos recuerdos. ¿Para qué le vas a utilizar? ¿Irás a trabajar con ella?
- No, simplemente la quiero para escaparme de vez en cuando a la montaña, respirar aire puro y despejar mi mente y mis miedos, porque como acertadamente una vez alguien dijo: en una cabeza con miedos no hay espacio para los sueños. Y a mi aún me quedan muchos sueños por cumplir.
- ¿Sabes qué? El día que vayas a pasear con la bicicleta de tu abuelo lejos de la ciudad, dímelo, que iré contigo.

Y sonrieron...




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