viernes, 2 de marzo de 2012

Nosotros mismos...


         Cuando era pequeña siempre pensé que yo era especial, que algún día podría llegar a tocar el sol, que volaría sobre valles y desiertos, que mi capa amarilla y mi casco con forma de pájaro me darían esas alas que me faltaban para conseguir llegar a las nubes. Entonces, jugábamos con mi hermano a ser superhéroes imaginarios, a que su bici era un coche supersónico y la mía una moto acorazada. Y así nos pasábamos horas, mañanas y tardes, soñando despiertos que perseguíamos a villanos con nuestros pañuelos de colores, sin importarnos nada más que tener las manos limpias a la hora de la comida. Y salvábamos el mundo una y otra vez, haciendo de un limonero una cueva secreta y de un cinturón viejo uno en el que esconder pócimas mágicas y cuerdas con ganchos transparentes. Y los dos juntos, siempre acabábamos venciendo a los monstruos malvados, a los ladrones sin escrúpulos y a los matones que querían secuestrarnos.
          ¿Cuántas veces dijimos "jugamos a ser nosotros mismos"? Incontables. Y éramos felices, porque en nuestra niñez nos veíamos capaces de vencer cualquier adversidad. Teníamos la percepción de que éramos personitas luchando con espadas de ramas de pino, que podíamos volvernos invisibles bajo una capa imaginaria, para así poder escabullirnos entre las piernas de Skeletor. Porque siempre nos vimos a "nosotros mismos" como superhéroes, capaces de afrontar los problemas a golpe de pedal de bicicleta. Porque cuando echo la vista atrás, sé que parte de la inocencia de nuestros juegos permanecerá siempre viva para que juntos sigamos ganando, esta vez, a nuestros miedos, y para confirmar que el haber sido "nosotros mismos" ha valido la pena...

Para tí, Nan, el mejor hermano del mundo :)


3 comentarios:

  1. Tu sempre volies ser el Halcón Callejero ;)

    Gràcies, t'estim :-*

    ResponderEliminar
  2. Gràcies a tu Nan, perque segueixen passant ela anys i me fas somriure com quan èrem superherois :)

    ResponderEliminar