martes, 12 de junio de 2012

Pro(e)posiciones


Si quisiera hacerte daño ya te lo habría hecho, no haría falta que te esposara y te tumbara encima de las baldosas frías, como quien tira su vida a los brazos del siempre juguetón destino. Cada una de las tachuelas de las esposas que te has dejado poner, son las veces que he tenido ganas de tí en la última semana, ese deseo irrefrenable de ver tu cara convulsa ante, bajo, contra, desde, entre, hacia, sobre, tras la mesa de mármol del palacete donde apagamos por primera vez nuestro fuego.
Y ahora me sonríes porque sabes lo que sigue...



No hay comentarios:

Publicar un comentario