miércoles, 11 de abril de 2012

Algunas noches


A veces tengo la necesidad de perderme en noches largas y sueños cortos. Noches en las que retorcerme entre sábanas de raso gris y cojines de blanco roto, y desperezarme del estado somnoliento con el roce de tu mano sobre mi espalda, para que un segundo más tarde desaparezca entre mis piernas. Entonces me evado por un instante y busco la complicidad de tu mirada oscura, única acompañante cuando empiezo a sentir el frío cuero trenzado recorriendo cada curva de mi piel. Y la flexibilidad de la fusta me hace sentir perversa, esa noche y cualquier otra, porque sé como acabará, y tú también, ese dulce pesar. Porque en mi moral concupiscente, nunca es suficiente y bastante es poco, para colmar el apetito desordenado de esos placeres deshonestos y mundanos que solo tú sabes regalarme.



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