domingo, 15 de abril de 2012

Mientras leo


Me contó que una noche, mientras se estaba desnudando ante la impaciencia de su deseo, le dijo que iba a por dos copas de vino. Entretanto ella se puso a leer el periódico que estaba debajo de la cama. Tuvo tiempo de leérselo hasta la última letra, y de revolverse entre sábanas de seda y letras caducas, porque él nunca volvió.
Me asegura que yo soy diferente, que lo que siente hacia mí es deseo, veneración y ganas de perderse conmigo en el infinito. Hasta ahora le creía, pero estoy empezando a dudar, porque ya me he leído la mitad del periódico, y él aún no ha vuelto con la copa de vino blanco que me ofreció…


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