Cuando la vi apoyada en la valla del jardín, supe que, aún y la tormenta de nieve que engullía el bosque, de un momento a otro levantaría su cabeza, miraría hacia las montañas y empezaría a volar, sorteando las adversidades del invierno.
Porque siempre hay un motivo para batir las alas cuando hace frío…
No hay comentarios:
Publicar un comentario