sábado, 26 de diciembre de 2015

Calefacción




- Bájatelas, despacio. Quiero ver como tus dedos se deslizan bajo tus ligueros y, lentamente, envuelven los encajes para que rocen tus piernas. Siempre me ha gustado, lo sabes.
- ¿Por qué no me lo dijiste antes? Llevamos un tiempo queriéndonos de una manera demasiado pura, dejando de lado nuestra piel y el tacto húmedo que tanto placer nos ha dado. 
- Yo no he dejado de hacerlo. Durante todo este tiempo me he limitado a observar tus manos, tu cuello, la comisura de tus labios, tus curvas perfectas, tus pechos suaves, tus piernas infinitas... He estudiado todas y cada una de tus imperfecciones, amándolas puramente y deseándolas de la manera más obscena posible. Te he deseado mientras te observaba. Pero no pasa nada, tenemos tiempo, siempre que tú quieras compartirlo conmigo. 
- ¿Y si no quiero? Quizás ya pasó nuestro momento.
- Quizás pasó el tuyo, querida, porque yo sigo necesitando tu piel como aire para respirar. No sigas, si no quieres, pero yo continuaré con esto en mi imaginación.
- ¿Entonces qué hago? No estoy segura de que quiera hacerlo.
- Cierra los ojos. Mientras tanto, ve deslizando los encajes hasta los tobillos, por encima de esas medias que tan bien te quedan, dejándolos caer sobre tus zapatos de tacón, los que tantas veces me has clavado en la espalda. Te daré la vuelta sobre la cama y te romperé el liguero, me da igual que sea de los caros. Cuando me canse de tenerte sobre las sábanas de seda, deslizaré mis manos bajo los encajes y, aunque te resistas a sentirlo, haré que te humedezcas como antaño. Y sólo entonces, dejaré que te vayas.
- Cerraré los ojos, pero no creas que te será tan fácil dejarme ir. En el fondo, tengo tu piel tatuada en la mía, a fuego, y cuando tus manos me hacen vibrar, el mundo se para. Y a veces, quiero que se pare el mundo, aunque haya pasado nuestro momento.
- Date la vuelta, despacio, que mientras retiro el pelo de tu cara, morderé tus labios carnosos. Y me da igual que escondas tus manos, no las necesito para nada. Hoy no. Si va a ser una despedida, seré yo la que escriba el adiós sobre tu piel.


No hay comentarios:

Publicar un comentario